Principales obras

FÁBULA DE POLIFEMO Y GALA


Poema escrito por Góngora. Trata una historia de la mitología griega: el gigante Polifemo se ha enamorado de la bella ninfa Galatea, quien lo rechaza, pues ama al joven pastor Acis. Desesperado por los celos, el cíclope mata a su rival provocando el inmenso dolor de Galatea.

Este poema trata temas totalmente barrocos, como el contraste entre belleza y fealdad, vida y muerte o amores imposibles, se combinan con el mayor refinamiento expresivo.

EL CRITICÓN


Obra escrita por Baltasar Gracián. Trata sobre un náufrago que es arrastrado hasta las costas de la isla de Santa Elena. Allí encuentra a Andrenio, criado por un animal sin contacto con la civilización  y a quien Critilo enseña a hablar. Por fin son rescatados por un barco español y comienzan un largo periplo alegórico por la corte de España, Aragón, Francia y Roma en busca de Felisinda, madre de Andrenio y la esposa que desea Critilio. A pesar del engaño que ofrece este mundo, ganaran la inmortalidad por sus acciones cuando les llega la hora de la muerte, al final de la novela.

Esta obra es una alegoría de la vida del hombre, representado en dos personajes: Andrenio y Critilo, símbolos respectivos del impulso natural y de la razón o la cultura.


EL BUSCÓN


La obra poética de Quevedo. Cuenta las andadas del pícaro Pablos, quien tras escapar de casa, se pone al servicio del joven caballero don Diego Coronel en Segovia, allí se hospedan ambos en casa del Dómine Cabra, donde pasan hambre infinita. Se traslada luego Pablos a la Universidad de Alcalá de Henares, cuyos estudiantes le hacen objeto de crueles novatadas, vuelven a Segovia, a cobrar una herencia, para instalarse luego en Madrid. Allí se hace pasar por un hombre acaudalado con la intención de casarse con una mujer rica, pero le descubre su antiguo amo, don diego coronel. Tras una desgraciado series de aventuras entre Madrid, Toledo y Sevilla –obsesionado siempre por alcanzar la condición de caballero- decide viajar a américa para liberarse de la acción de la justicia.

La sátira se lleva al límite en esta obra. Quevedo no describe espacios ni personajes de forma realista, sino grotesca, acaban siendo puras caricaturas. Esta exageración es un rasgo típicamente barroco.
 (Cabrales y Hernández 2008)



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